jueves, 5 de noviembre de 2009

El discurso de la derecha (Lo Global)

Mucha gente se pregunta que cómo es posible que con más de 4.000.000 de parados, con familias hipotecadas y con la precariedad laboral avanzando aún nadie haya salido en este país a la calle a protestar contra los responsables de la crisis. Algunos culpan a los sindicatos (a los que yo no les quito la culpa) otros a las organizaciones de izquierdas (pueden estar en lo cierto), pero nadie se para a analizar cómo está hoy día la sociedad y cómo ha ido evolucionando la conciencia en los últimos decenios.


Para éste que escribe la clave está en la hegemonía que el discurso de la derecha ha conseguido en las mentes de las sociedades “avanzadas”. Un discurso que nació con Teacher y Reagan en los años 80 y que se basa en el individualismo y en el sálvese quien pueda en ésta, la selva global.


En tres décadas hemos recibido como una lluvia fina ideas como: las privatizaciones son la solución; la política es sinónimo de corrupción y por eso hay que sustituirla por la tecnocracia empresarial; los trabajadores son culpables de que las empresas cierren por pedir subidas salariales o derechos laborales; las políticas sociales son el sustento de vagos y pendencieros; en definitiva, lo colectivo, lo social es lo antiguo que tiene que desaparecer y hay que sustituirlo por la competitividad y el individualismo familiar (mira por ti y por el sustento de tu familia).


Estas ideas han ido envueltas en esta etapa por el boom del dinero fácil, el consumismo exacerbado, el lema de `todos somos ricos’, el deporte espectáculo, el turismo global, la bolsa popular, en definitiva una imagen de una sociedad, envasada por los grandes medios de comunicación, donde tú puedes viajar al Cáribe, tener un Mercedes, una casa adosada y un apartamento en la playa gracias a los beneficiosos préstamos bancarios que pagas tranquilamente en 40 años. Por supuesto, si alguien lo está pasando mal, qué le vayan dando, si nos cargamos el planeta, qué más da.


Con estos antecedentes quién se puede creer una reacción inmediata de unas clases populares que están desnortabas por una crisis que les ha expulsado del paraíso del Dios Capitalismo. La sociedad en estos momentos está en estado de shock y solo piensa en volver al estado anterior, nada de plantearse mundos alternativos.


En todo caso, será cuando la gente asuma que esta nueva realidad va para largo, el momento en el que se despierte ese espíritu rebelde del ser humano. Hasta ese momento, a la izquierda sólo nos queda seguir como hormiguitas agitando las conciencias para convencerles de que hay que construir un mundo más justo e igualitario. Tenemos que articular desde abajo una alternativa al sistema, organizando a los afectados por la crisis y señalándole a los verdaderos culpables.


El discurso de la izquierda hay que construirlo y difundirlo para que haga frente a 30 años dorados del capitalismo global y del libre mercado. La tarea es ardua, esperemos y trabajemos.

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