La elección ayer de Patxi López como lendakari ha supuesto claramente un cambio político en Euskadi y en el resto del Estado. No os voy a ocultar que ésta no era mi opción de futuro para esta comunidad autónoma, sobre todo por el hecho de que López llegue a la lendakariza de la mano del PP y sin haber ganado las elecciones. A pesar de ello, tampoco compartía el apoyo de Ezker Batua al anterior gobierno frentista de Ibarretxe. Antes y ahora me hubiese gustado un gobierno trasversal de nacionalistas (PNV) y no nacionalistas (PSE). No pudo ser antes, tampoco ahora.
Pero decía al principio que era un Gobierno con luces y con sombras y a ello quiero referirme a continuación.
Las luces para mí son fundamentalmente el efecto que este acuerdo ha producido en el entorno de la izquierda aberzale. El pasado domingo en El País podíamos leer que ésta estaba fracturada entre los que querían iniciar un proceso de fin de la violencia, para entrar de lleno en las instituciones políticas (como ya hizo acertadamente Aralar hace un par de años) y los cegados por el terrorismo y el asesinato de ETA. También se decía en ese artículo que los de la primera opción habían decidido ya apartarse de las directrices de la banda de asesinos etarras y de empezar a constituir un nuevo foro político. Ojalá esto sea cierto y que entre la presión de sus bases y la presión de la policía los terroristas sean borrados del mapa y encarcelados.
Otra luz clara es el debate forzoso que todo esto producirá en el PNV. Una vez desalojado del poder y con Ibarretxe fuera de la política, se augura en este histórico partido (el segundo más antigua del país) un amplio debate entre sus dos almas, las más soberanistas (Ibarretxe, Eigibar, Arzalluz) y la más autonomista/foralista (Imaz, Urkullu, Azkuna). Esperemos que sea la última la que impere en esta travesía del desierto que les espera.
En cuanto a las sombras pues destacar principalmente el hecho de que dos partidos que supuestamente son enemigos acérrimos en el estado se pongan ahora de acuerdo en Euskadi para quitar al ganador, el PNV. Qué precio político tendrá que pagar el PSOE-PSE es la gran incógnita. Aunque está claro que el PP ya está jugando a la doble baraja, en Euskadi me uno al PSE contra el PNV y en el Congreso uso los votos del PNV para derrotar al gobierno. Por supuesto, el PSOE le da con esta decisión un espacio política y de discurso al PP que no tiene. Ellos sabrán lo que hace.
Por último, creo que lo peor de todo esto es que en una comunidad autónoma como Euskadi, con tanta diversidad y pluralidad, los dos principales actores no hayan sido capaces de entenderse en los últimos diez años. Critiqué internamente la postura de Madrazo de embarcar a EB en un gobierno frentista de corte nacionalista, por lo tanto, también critico ahora a López su apuesta por un gobierno frentista de corte españolista. En el acuerdo entre ambos ejes está la solución, antes y ahora.
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