
Ante esta situación sólo me queda pedir a los bollulleros que reaccionen y que entre todos busquemos un futuro al antigua convento que nos acompaña, al menos, desde el siglo XV. Un lugar que es parte de nuestra historia y de nuestro patrimonio y que creo que tiene los suficientes atractivos como para apostar por él. La cosa es difícil, su estado ruinoso y el hecho de ser de propiedad privada dificultan una salida de la que se beneficien todos los bollulleros. Aunque nunca está de más intentarlo.
Bollullos es un pueblo que siempre se ha dicho orgulloso de los suyo, ahora creo que es momento para demostrarlo. Nuestro patrimonio es escaso, pero merece la pena conservarlo para conocerlo.
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